Por Marianne Colmenárez
Las voces de migrantes de África, Medio Oriente, Asia y América Latina fueron protagonistas en el Encuentro Internacional sobre Migración y Asilo (MIGRARED), celebrado en Bogotá del 27 al 29 de septiembre. Este espacio de diálogo en el que participaron miembros de la Red Clamor Panamá abordó los desafíos globales de la movilidad humana, destacando la urgente necesidad de soluciones integrales ante la creciente crisis humanitaria.
La población mundial de refugiados aumentó un 7% hasta alcanzar los 43,4 millones. El número total de desplazados forzosos ha seguido aumentando, impulsado por la guerra en Ucrania y por las crisis humanitarias y sin resolver en otras partes como Haití, Nicaragua, Venezuela, Sudán y Sudán del Sur, Afganistán, Gaza, Siria, Yemen, entre otros.
Panamá dijo ¡presente!
La delegación panameña, encabezada por monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo metropolitano y presidente de la Red Clamor Panamá, participó de este espacio, junto a miembros de Cáritas, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, pastorales, movimientos, de otras confesiones y organizaciones de la sociedad civil.
En su intervención monseñor Ulloa señaló que, “uno de los grandes objetivos de este espacio fue permitir a los participantes reflexionar sobre las distintas realidades regionales en la que cada uno de nosotros vivimos, llena de violencia, maltrato e injusticia, donde no se debe olvidar la visión de fe”.
Agregó que la Iglesia no debe limitarse a la asistencia inmediata, sino que debe contribuir a la integración plena de los migrantes y refugiados en sus comunidades, trabajando por su ciudadanía, valorando su cultura y espiritualidad.
Por su parte Rafael Lara, coordinador de la Red Clamor Panamá, señaló que el encuentro fue una oportunidad para conocer diversas experiencias en la atención y acompañamiento de migrantes, recopilar buenas prácticas y elaborar estrategias conjuntas de incidencia.
Jorge Ayala, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Panamá, señaló que en materia de incidencia se trabajó en conocer los modos y criterios que permitan a las comunidades articularse con los gobiernos locales, nacionales e incluso con organismos multilaterales. “Es responsabilidad de todos llevar la voz de estas realidades a quienes toman las decisiones”, subrayó.
Un desafío: la integralidad
Nicolás Meyer, coordinador regional de Cáritas América Latina y el Caribe, aseguró que el encuentro sirvió para consolidar un trabajo articulado, inteligente y sistemático. “Cada región tiene sus propios programas y redes, pero necesitábamos un lugar común para conectarnos y trabajar juntos”.
Resaltó que una de las lecciones aprendidas es conocida como “triple nexo”, explicó que el tema de la movilidad humana debe abordarse junto con la construcción de paz y el desarrollo humano.
Para Meyer, la integralidad es todo un desafío, que como iglesia nunca podemos dejar a un lado. “La integralidad es como Cristo nos mira, como personas con capacidades de desplegarnos en todos nuestros ámbitos.
Destacó que para el migrante el arraigo en el territorio solo es posible si existen programas de desarrollo que fomenten medios de vida, emprendimiento, empleo, y habilidades, además de fortalecer el aprendizaje del idioma para crear oportunidades.
Cabe resaltar, que esta primera edición de MIGRARED se articuló en una conferencia sobre la Protección internacional de los refugiados y los flujos migratorios mixtos. La jornada culminó con la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado y una visita a las comunidades locales, en las que compartieron experiencias con los mismos migrantes, asociaciones y comunidades de acogida.